La abuela luna que guía el camino de quienes han de completar el paso al florecimiento, exige cada noche la presencia de miles de espejos de agua en los que pueda contemplar su antigua visión. Tan pronto como el sol ha consumado su primer paso cenital sobre el Anawak, los altos indices de radiación ultravioleta desbordan sus sofocantes caricias sobre la milpa. La vida, tal y como la experimentamos, enfrenta el mayor de sus desafíos al resistir la escasez de humedad. La voluntad es puesta a prueba, depresión, cansancio, deshidratación, malestares espirituales, dolores corporales, y demás chingaderas nos obligan a continuar en nuestro crecimiento para jamás desistir. Ha llegado el momento de liberarnos de todo aquello que nos oscurece en pensamiento, pues ha comenzado ya una batalla entre lo que somos y lo que no somos, lo que podemos y no podemos. Tezcatlipoca y Huitzilopochtli, espejo y reflejo, penitencia y perdón. Toxcatl. Del resultado de dicha pugna dependerá nuestro florecimiento.
Giro perpetuo, quinto vendaval.
Esta entrada fue publicada en General. Guardar el enlace permanente. Tanto los comentarios como los trackbacks están cerrados.